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Valores de la Cueva
Arqueología
Con más de 40.000 años de historia, la Cueva de Nerja es un sitio arqueológico crucial en Europa, demostrando un uso humano diverso y continuo.
Desde refugio en el Paleolítico Superior hasta centro de prácticas funerarias y agrícolas en la Edad del Cobre, resalta la evolución de la actividad humana en este lugar fascinante.
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La secuencia arqueológica de la Cueva de Nerja
La presencia humana en la Cueva de Nerja está atestiguada desde hace algo más de 41.000 años. Esto supone que es una de las cuevas europeas con unas ocupaciones y frecuentaciones más extendidas en el tiempo.
Del mismo modo y, toda vez que se ha constatado actividad humana prehistórica tanto en las galerías abiertas al turismo, como en las Galerías Altas, constituye también una de las cavidades en las que los seres humanos progresaron a mayor distancia desde la boca y siguiendo recorridos de intensa complejidad física.
Pese a disponer de fechas más antiguas que apuntan hacia una ocupación anterior de la cueva, situadas en el periodo Auriñaciense, 35.000 antes del presente, sólo tenemos certeza estratigráfica de un establecimiento humano correspondiente al Paleolítico superior que arranca en el Gravetiense, estos grupos humanos ocupan un antiguo cubil de hienas de las cavernas.
Algunas fechas obtenidas en las Galerías Altas podrían estar indicando, al menos, una frecuentación de la gruta anterior a la llegada a la Península de la Humanidad Moderna, aunque las dataciones obtenidas hasta el momento no son concluyentes.
Con seguridad absoluta, la cueva está frecuentada desde el Auriñaciense, primer periodo del Paleolítico superior y habitada o frecuentada, durante el Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense superior mediterráneo. Las fases iniciales del Magdaleniense sólo se han constatado en las dataciones directas obtenidas en el arte rupestre de las Galerías altas. La ocupación epipaleolítica y mesolítica, de gran relevancia, está bien documentada en las salas exteriores.
El final de las fases que constituyen el Epipaleolítico da lugar a la llegada de las sociedades productoras, Neolítico y Calcolítico. Junto con la adopción de un modo de vida sedentario, real en las costas malagueñas en las fases finales de esta etapa, será el desarrollo de la economía agrícola y ganadera lo que mejor defina el periodo.
El utillaje cotidiano y productivo de estas sociedades cuya economía no se basa exclusivamente en la depredación del medio, muestra también cambios y avances significativos. Se generaliza el empleo de recipientes y objetos cerámicos, junto con el desarrollo de una industria lítica sobre rocas duras pulimentadas que cobra bastante auge. El instrumental en sílex experimenta cambios de función de las nuevas necesidades productivas (elementos que componen las hoces necesarias para la siega de cereales), aunque siguen tradiciones tecnológicas anteriores en la talla del instrumental. En el caso de la Cueva de Nerja se documenta una intensa actividad agrícola y ganadera, bastante temprana, básicamente centrada en el cultivo de cereales y en la cría de ovicaprinos, como se verá también en la Edad del Cobre, momento en que el uso preferente de la cavidad será el funerario.