Tu entrada online a mejor precio y evita colas
Cueva de nerja
Riqueza natural de Cueva de Nerja
La riqueza natural de la Cueva de Nerja se encuentra tanto en su interior como en el exterior, en el entorno que la rodea.
Así, es un lugar geológico de especial importancia y, por ello, está inventariada como Lugar de Interés Geológico de Relevancia Internacional. Además es una de las cavidades mayores de Andalucía y se enmarca en un privilegiado entorno natural, entre el mar y la sierra.
Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja Riqueza natural de Cueva de Nerja
Riqueza natural en el interior de la Cueva de Nerja
La cueva, de desarrollo horizontal, cuenta con unos 750 metros de longitud, medidos a lo largo de su eje mayor y un desnivel de unos 68 metros, 37 metros por encima del nivel de referencia, situado en el suelo de la entrada, y 31 metros por debajo del mismo.
Con 4.823 metros, es una de las cuevas de mayor desarrollo topográfico de Andalucía. Sus salas y galerías, de grandes dimensiones, ocupan un volumen de unos 300.000 m3 y una superficie de 35.000 m2.
En la cavidad se diferencian dos sectores:
- Sector habilitado al turismo o Galerías Turísticas (106.285 m3 de volumen y 9.371 m2 de superficie).
- Sector no habilitado y no visitable, que conforman las denominadas Galerías Altas y Galerías Nuevas.
Las Galerías Turísticas comprenden las salas visitables de Vestíbulo, Belén, Cascada o Ballet, Fantasmas y Cataclismo, además de otros espacios no abiertos al público, como son las salas de la Oficina o del Oso, Mina y Torca.
El recorrido turístico tiene una longitud total de 546 metros. Además, el visitante, al hacer ese trayecto al completo, transita por 458 escalones, 159 son de subida y los restantes 299 son de bajada.
Las salas de Columnas de Hércules e Inmensidad forman las Galerías Altas. Las Galerías Nuevas comprenden la Sala de la Lanza, la espectacular Galería de los Niveles y la Sala de la Montaña. Esta última conecta con una pequeña cavidad cercana, conocida como Cueva Pintada.
La conexión Cueva Pintada-Montaña ha sido demostrada mediante los estudios de ventilación, aunque no se ha encontrado una conexión practicable para las personas. Las zonas no turísticas están cerradas al público por motivos de conservación.
La formación geológica de la Cueva de Nerja
La formación de la Cueva de Nerja se debe a un proceso geológico denominado karstificación: el agua de lluvia disuelve dióxido de carbono (CO2) del suelo y de la atmósfera y se convierte así en un agua “ácida, agresiva”, que va disolviendo las rocas a medida que se infiltra por sus grietas y fracturas.
Se calcula que la infiltración y la circulación del agua de lluvia a través de las grietas y fracturas de los mármoles de sierra Almijara comenzó hace más de cinco millones de años.
Al progresar los procesos de disolución se genera una gran cavidad en la que van creándose diferentes formaciones geológicas, los llamados espeleotemas.
Los espeleotemas de la Cueva de Nerja
Tras su recorrido por el interior del macizo rocoso, el agua llega a la cavidad. Es entonces cuando se desgasifica -pierde su contenido en dióxido de carbono- y/o se evapora, produciéndose la precipitación de los minerales que lleva disueltos, dando lugar a los espeleotemas, como las estalactitas o estalagmitas.
Además de estas, podemos encontrar muchos tipos y subtipos diferentes, dependiendo de su apariencia y de su origen. Así, podemos ver en la gruta: estalactitas, estalagmitas, antiestalagmitas, folia, torres de coral, columnas, gours, macarrones, piñas, uñas, coliflores, banderas, nubes…
La Cueva de Nerja puede considerarse un auténtico museo de espeleotemas y, de hecho, la abundancia, variedad, espectacularidad e interés científico de los que alberga en su interior es uno de sus rasgos geológicos más significativos y supone una gran riqueza natural.
Además de “adornar” las cuevas, estas formaciones registran información muy diversa, que permite, por ejemplo, reconstruir el clima de épocas pasadas o conocer los terremotos que acontecieron hace cientos o miles de años.